Revista Española de Lingüística — 2006 — Vol. 35.2 — p. 551-579 — ISSN: 0210-1874.
El burušaski [B], pronúnciese [burúšaski], se habla actualmente en los abruptos valles de los ríos Yasin y Hunza, al norte de la región pakistaní de Gilgit. Durante mucho tiempo se ha considerado una lengua aislada, es decir, sin parentesco genético reconocido, situándose por lo tanto al mismo nivel taxonómico que el vasco o el ainu, por citar dos ejemplos célebres. Una serie reciente de trabajos escritos por Ilija Čašule, profesor de lingüística en la universidad australiana de Macquarie, pueden cambiar esta concepción tradicional, al ofrecer una cantidad ingente de evidencias materiales que relacionan genéticamente al B con la familia indoeuropea [IE]. Todavia se desconocen las reacciones de la comunidad científica, que, pese a ello, parece apoyar la propuesta de Čašule. Aunque aún resta mucho trabajo por hacer, la pruebas aportadas por este autor no sólo son consistentes, al estar basadas en los más rigurosos preceptos del método comparativo, única herramienta válida para la demonstración de parentescos genéticos, sino que además estan respaldadas por un concienzudo análisis de la lengua, non sólo a nivel fonológico, come venía siendo costumbre en otras propuestas anteriores que involucraban al B, sino también a nivel morfológico y el léxico. Este minucioso trabajo, llevado a cabo durante la última década, parece haber dado finalmente sus frutos. A la espera de que los indoeuropeístas se pronuncien al respecto, todo apunta a que el burušaski [B]ya non es una lengua tan aislada, y que el IE cuenta desde hoy con un nuevo miembro.